Por Emilio Martínez Paula
Hace un tiempo me puse a releer el libro de Mijaíl Gorbachov titulado La Perestroika. Es un recuento de medias verdades y medias mentiras, lo que muestra una vez más que el supuesto marxismo leninismo no se basa en nada serio sino en una sarta de consignas para que algunos políticos tomen el poder y se mantengan en el poder indefinidamente, con el pretexto de producir un mundo mejor. El hombre nuevo. Gorbachov comienza diciendo que el pueblo ruso no se ha desencantado con el socialismo, aunque reconoce que la situación en la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas deja mucho que desear. Las viviendas son insuficientes. El pueblo no tiene poder adquisitivo y en general está mal alimentado. El sistema de salud, insiste Mijaíl, es muy deficiente. En fin, un desastre después de casi un siglo de experimentos socialistas.
La situación no ha cambiado mucho desde que Gorbachov planteó en la Perestroika la triste situación en que vivía el pueblo sometido a la dictadura soviética.
Las pocas mejoras logradas se deben a que el Partido Comunista, que sigue en el poder, ha introducido algunas medidas similares al sistema capitalista.
Hoy en la antigua URSS, Rusia, admite la iniciativa privada y hasta que haya “capitalistas” que se han hecho millonarios, siempre que no se metan en los asuntos políticos y que dejen que el Partido sea el amo supremo, representado esta vez en Putin, ese personaje exjefe de la KGB, la temible organización que en sus buenos tiempos no vacilaba en asesinar a todo el que se pusiera en el camino del comunismo en su lucha por el poder supremo mundial. Aunque los grandes negocios están en manos de los antiguos jefes del Partido Comunista. Lo que pasará en Cuba cuando los Castro desaparezcan a menos que el régimen sea derrotado militarmente, lo que es posible ahora y en estos momentos.
Sin embargo, hace algunos meses atrás una joven periodista que se atrevía a enfrentar el régimen impuesto por el Partido Comunista, no importa si cambian de nombre, fue acribillada a balazos en el ascensor de su casa, crimen del que no se ha hallado ningún culpable y del que no se ha vuelto a hablar. El otro asesinato es el de un exagente de la KGB, asilado en Londres, el que murió tras una comida con otro exagente. La policía londinense reunió pruebas suficientes para acusar al asesino, pero Putin se niega a enviarlo a Londres, aseverando que el hombre es ahora miembro del Parlamento y es el parlamento el que tiene que decidir el caso. Es decir, Rusia es un país bajo un sistema totalitario donde no se respetan los derechos humanos, ni se permite la libre emisión del pensamiento.
Pudiéramos decir que es una dictadura de derecha.
Perdonen la digresión, volvamos al principio: Mijaíl Gorbachov fue nombrado Secretario General del Partido Comunista el 11 de marzo de 1985.
Gorbachov se enfrentaba a una situación caótica tras 68 años del experimento comunista y los espantosos días del Stalinismo, durante los cuales Stalin asesinó millones de personas, dejando morir de hambre pueblos enteros, después de haber fusilado a los miembros del buró político, sus antiguos compañeros de lucha hasta tomar el poder. Lenin, siempre se opuso a Stalin y dejó escrito que Stalin era un peligro, pues si tomaba el poder convertiría a Rusia en una autocracia.
Lenin murió relativamente joven en 1924. Tenía 54 años. Antes de morir, condenó el “culto a la personalidad” que era una forma de oponerse a Stalin.
La muerte de Lenin siempre ha quedado rodeada de misterios, pues se supone que Stalin está envuelto en ella, lo mismo que ordenó la muerte de Trotski, asesinado en México. En su testamento político Lenin dejó constancia de su preocupación sobre la lucha entre Stalin y Trotski que dividía al Partido y dejó muy en claro su preocupación de que Stalin tomara el poder. Pero nos estamos alejando del tema. Dejemos en paz a Lenin, que hoy descansa embalsamado depositado en un rico mausoleo en la Plaza Roja, como uno de los atractivos para los turistas que visitan la antigua Rusia zarista. Reconocemos otra digresión. Pero volvemos al tema: En resumen, los planteamientos de Mijaíl Gorbachov, que durante los días que se pedía derrumbar “el muro de Berlín” él lo trató de justificar y apoyó que se mantuviera, de que la ex URSS no ha desencantado al pueblo y que sólo aspira a su reestructuración es una patraña.
Lo que pasa es que el pueblo ruso vive bajo un régimen intolerante, dictatorial que ni permite el libre juego de los partidos políticos. Ni una prensa libre capaz de oponérseles.
Gorbachov, repetimos, fue nombrado Secretario General del PCUS en 1985 en medio del caos. La economía en medio de la bancarrota. La sociedad soviética en terrible crisis moral.
El presidente de los Estados Unidos, Reagan, había desafiado a los soviéticos con su iniciativa de Defensa Estratégica.
Era imposible que la URSS pretendiera mantener su igualdad con los Estados Unidos.
Los dirigentes soviéticos se dieron cuenta que era imposible hacer frente a la competencia tecnológica y militar de los EE.UU. Y Gorbachov siguiendo las habituales tácticas comunistas, se disfrazó de un hombre en busca de la paz y se acercó a los Estados Unidos.
Y a los países de Europa en lo que se ha llamado la “ofensiva de encanto”. Dar a entender que ellos se democratizaban. Lo que no es cierto.
Aunque la URSS se desplomó por su propio peso, el peso del fracaso del socialismo.