Hoy por hoy, la juventud de Cuba, agobiada por la bárbara represión de la dictadura comunista, la falta de libertades políticas, derechos civiles y oportunidades económicas, está votando con los pies, abandonado el país por cientos de miles, a pesar de los enormes costos humanos y y económicos que esa emigración masiva implica, incluyendo muertes, secuestros, cárceles y violaciones.
Para toda persona con dos dedos de frente no es un secreto la evidente y tremenda crisis que sufre hoy el régimen castro-comunista.
Escasean dramáticamente los alimentos, las medicinas, los combustibles, la higiene pública, el transporte, la vivienda, la moneda convertible.
El país todo es un caos y en su papel de Títere-designado y Represor en Jefe, Miguel Díaz-Canel está presidiendo los últimos días de la tiranía, a lo Ceasescu, a lo Khaddafi, comprando carros de policía, equipos anti-motines y creando más grupos paramilitares y de respuesta rápida, con perros policías amaestrados, para ver en qué forma se contienen las masivas protestas populares y las posibles conspiraciones dentro de los segmentos democráticos de las Fuerzas Armadas, que se saben actúan en silencio dentro de los cuarteles.
La respuesta del Partido Comunista ha sido la pistola, el palo, la tortura, las desapariciones, la muerte y la cárcel.
Con más de 1,200 presos políticos Cuba Comunista tiene el triste honor de estar en el primer lugar en la lista de los países de América con más presos de conciencia.
Esto, sin olvidar que, de nuevo, Cuba está otra vez en la lista de los países que amparan el terrorismo.
Si apretando un botón los jóvenes cubanos pudieran irse de Cuba en busca de libertad, dignidad y prosperidad, el 90 % de los menores de 40 años se irían de la Isla y Cuba se convertiría en un asilo de ancianos, a imagen y semejanza del ancianato que desgobierna a Cuba, comenzando por Raúl Castro y Ramiro Valdés.
La implosión o la explosión del sistema, el derrumbe de la dictadura, a pesar de la indolencia y la insolidaridad de la Comunidad Internacional, está más cerca de lo que los supuestos estrategas de café con leche e improvisados cubanólogos pronostican.
Después de más de seis décadas de mafia comunista, crimen organizado, terrorismo de estado, corrupción galopante, prostitución, narcotráfico, paredón de fusilamiento y campos de concentración, al pueblo cubano le toca su pedacito de domingo, su día de gloria, su histórico momento, donde se rompan las cadenas y llegue la libertad, la República democrática, los derechos plenos, la prosperidad, la dignidad y la felicidad para ese pueblo secuestrado y crucificado.
Es algo inevitable y predecible.
El parto de la libertad no lo para nadie.
Amén.