El expresidente Felipe Calderón dijo que el fallo de culpabilidad contra Genaro García Luna es utilizado políticamente en su contra, pese a que, afirma, durante su gobierno luchó con “toda determinación en contra de la delincuencia, con la ley en la mano, sin dar tregua ni hacer distinción entre grupos”
En una carta de dos páginas, el panista afirmó que respeta las resoluciones de los tribunales que actúan conforme a derecho. Explicó que eligió a su equipo de trabajo con la información que tenía a la mano, incluyendo el apoyo de agencias de Estados Unidos:
Con la información disponible, tomé las medidas de debida diligencia en la integración y operación del equipo de gobierno. También conté con el apoyo y reconocimiento de instancias del gobierno de Estados Unidos, en el marco de las iniciativas de cooperación en materia de seguridad y siempre con respeto a nuestras leyes y a la soberanía nacional.
A lo largo de la carta dijo que combatió a los grupos criminales y negó haber pactado con ellos:
Jamás negocié ni pacté con criminales. Jamás usé la investidura presidencial para abogar por sus intereses.
Sostuvo que el “Estado debe usar su poder para luchar contra la delincuencia, y
no para hacer un uso faccioso de la justicia e intimidar a críticos y opositores”.
Soy un hombre de leyes y respeto las resoluciones de los tribunales que actúan conforme a Derecho; en mi desempeño como Presidente de México y durante toda mi vida he estado siempre del lado de la justicia y de la ley, y siempre estaré del lado de las víctimas.
Esa resolución no demerita la lucha valiente de miles de policías, soldados, marinos, fiscales, jueces y servidores públicos de bien que defendieron a las familias mexicanas de la delincuencia.
Desde ahora, en un entorno de polarización y hostigamiento, la decisión está siendo ya usada políticamente para atacarme, especialmente por quienes cuestionaron la decisión de mi gobierno de actuar en contra de la delincuencia.
Sin embargo, estos son los hechos: Como Presidente de México luché con toda determinación en contra de la delincuencia, con la ley en la mano, sin dar tregua ni hacer distinción entre grupos.
Jamás negocié ni pacté con criminales. Jamás usé la investidura presidencial para abogar por sus intereses.
Yo sí cumplí e hice cumplir la Constitución y la ley. Defendí a las familias mexicanas con toda la fuerza del Estado y lo volvería a hacer, porque es lo correcto.
Combatí a todos los que amenazaban a México, incluyendo, por supuesto, al llamado Cártel del Pacífico. Prueba de ello es que los delincuentes confesos que han sido utilizados como testigos, fueron también, en su gran mayoría, perseguidos, detenidos y extraditados por mi gobierno.
Gracias a que enfrentamos a la delincuencia y a todos los cárteles, el crimen se iba debilitando y el Estado se estaba fortaleciendo.
Recuperamos territorios que estaban bajo control criminal, y se detuvieron delincuentes de todas las organizaciones. Los decomisos de armas, drogas y dinero alcanzaron cifras sin precedentes.
La política de seguridad dio resultados, no sólo en los casos más emblemáticos, sino a nivel nacional, los principales indicadores de criminalidad iban a la baja al terminar mi gobierno y esa tendencia se prolongó algunos años más.