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lunes, octubre 2, 2023
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EL HOMOSEXUALISMO EN ACCIÓN

Por Emilio Martínez Paula

La Corte Suprema, hace unos años en votación de cinco contra cuatro, aprobó que los gais legalmente puedan casarse entre sí en cualquier parte de los Estados de la Unión Americana, como todos ya saben.

Esta división de los votos no creo que signifique que el resto de la población de los Estados Unidos esté también dividida, pues es posible que en cada familia haya una persona que se sienta atraída por otra de un sexo parecido, que sea homosexual.

Esto de personas del mismo sexo es una definición no muy precisa pues si fueran del mismo sexo no se sentirían atraídos uno por el otro, por lo menos normalmente.

Así mismo que si una madre sabe que su hijo es homosexual, procurará protegerlo, sin embargo, para un padre, que su hijo que suponía que era un hombre, en cierta forma la continuación de él mismo, igual que él, que su hijo que se enamore de otro hombre, le es difícil de aceptar. Pero esto ocurre frecuentemente.

Por otra parte, esos actos en que un par de sujetos bigotudos se besan en la boca y cientos de personas dan vivas a la homosexualidad, no me parece que tenga razón de ser. Es poco elegante, por decir lo menos. Es gritar que se sienten felices de ser anormales, pues otra cosa no son.

Claro que antes de meternos en estas andanzas es bueno que se sepa que nosotros nunca hemos pensado mal de los homosexuales, al contrario, nos apena los problemas que han tenido que enfrentar. Y que ellos no tienen ninguna razón para sentirse culpables, pues nacieron así. No tienen culpa alguna, si con esto no perjudican a nadie.

Por razones no muy claras no se habla mucho acerca de las lesbianas, mujeres que se sienten atraídas sexualmente por otra que tiene movimientos y actitudes propias de los hombres. A la que tiene cuerpo de mujer se le llama Homosexual. Machorra. Marimacho. Tortillera.

Nosotros hemos conocido de casos, en que un hombre luego de más de veinte años de casado con la madre de sus tres hijos, esta lo abandona por otra mujer. El hombre, atormentado, aturdido, se pegó un tiro.

Y aquí entramos en otros aspectos de la misma cuestión. Si hablamos de un matrimonio entre personas aparentemente del mismo sexo, en que un hombre o una mujer, se sienten atraídos por otras personas aparentemente de su propio sexo, lo que no es muy claro ni preciso.

El “secreto” está en que, si es un hombre atraído por otro muy parecido a él, barbudo y bigotudo, uno de los dos asume la actitud de ser “el hombre” el otro es más bien, la figura femenina, que es penetrado, en lo que podemos llamar violación contra natura, aunque si es aceptado por ambas partes es contra natura, pero no violación. Y aquí viene el enredo: si al que tiene figura de hombre y cerebro de hombre,

por qué quiere penetrar a otro tan parecido a él. Bien, que los científicos resuelvan el problema. Lo que ocurre con la lesbiana que se siente atraída por otra que es “hombruna”, se porta como un hombre, dominante.

Y aquí cabe preguntar: si una mujer se siente atraída por otra que es de características masculinas, hombruna, cómo es que no encuentra en un hombre esas condiciones.

En una ocasión tratamos el tema. Dijimos que lo más probable es que el individuo que tiene cuerpo de hombre, y tiene cerebro de mujer, se enamora de otro hombre. Y la mujer que parece mujer, pues su cuerpo es de mujer, pero su cerebro es el correspondiente a un hombre, por eso le interesan las mujeres.

Dicho sea de paso, al plantear esta idea de que tienen cuerpo de hombre o de mujer, pero diferentes cerebros, recibí muchas críticas en contra.

También queda preguntar, si un “bigotudo” tiene cerebro de hombre, por qué no se enamora de una mujer y en cambio se enamora de otro “bigotudo” al que pretende penetrar, como si fuera una mujer, aunque sea contra natura.

Para poner punto final a estos comentarios, que de pronto han destapado un mundo hasta hace poco más o menos oculto y en el que ahora aparecen miles y miles de caras, dando vivas a su homosexualidad, dejamos este tema en el aire, para que cada cual piense lo que crea mejor y más científico, pasamos a dar a conocer la opinión del fallecido juez Antonin Scalia, el magistrado más conservador de la Suprema Corte, de nombre y apellido que nada tienen que ver ni con el idioma inglés ni el español y que votó en contra de legalizar el matrimonio homosexual en los Estados Unidos.

En la sentencia conocida no le correspondía redactar el texto de la minoría, pero aún así decidió expresar su opinión de manera individual: “para llamar la atención sobre la amenaza de esta Corte a la Democracia americana”. Esta dura afirmación es la última en sumarse a la larga fila de frases pronunciadas por el juez Antolin Scalia tanto en las sesiones orales de los juicios como en sus dictámenes, que le han convertido en el magistrado que más pasiones desata entre los miembros del Tribunal Supremo. Para sus seguidores entre la derecha más conservadora, es el fiel defensor de la Constitución estadouni-dense. Para sus detractores da vida con su puño y letra a los enemigos de las ideas progresistas.

La amenaza para Scalia no era que las parejas de homosexuales pudieran casase como hasta ahora solo podían hacerlo las heterosexuales, sino que el Tribunal Supremo haya legislado algo que debería regular cada estado de manera individual.

Scalia finalizó sus palabras diciendo: “Si yo tuviera que firmar una sentencia como la de Kennedy, escondería mi cabeza en una bolsa” escribió en referencia al juez Anthony Kennedy, responsable de redactar el texto de la mayoría y que pasó a la historia de la lucha por los derechos de los homosexuales.

Este juez de ascendencia italiana, católico, conservador, casado desde hace 54 años, padre de nueve hijos, y abuelo de 33 nietos es una figura sobresa-liente en la Corte Suprema desde que fuera nombrado por Ronald Reagan en 1986.

Y no tenemos nada en contra con esa comunidad, pero sí somos claros, a muchos nos choca, que anden en las calles exhibiéndose, besándose, porque eso es parte de la privacidad de cada uno, no es público. Cerradas las puertas de la habitación, adelante, pero llevarlo a las calles, no.

Igual fastidia una pareja heterosexual con comportamientos cariñosos altos de tono en público. La privacidad no ha pasado de moda, a pesar de las redes sociales.

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