En el medio de la noche…cuando más negro era el cielo…la luna, luna, lunera…se reflejaba en tu pelo.
Allí en la playa dormida…la marea en mansedumbre… cómo alumbraban tus ojos…con lo dulce de su lumbre.
Y yo, celoso de ti…de los besos de la brisa…ensayaba inútilmente…la mueca de una sonrisa.
Y qué casta y cuan hermosa…a la luz ya de la aurora… desnuda toda, desnuda…tú alma bella, Señora.